Ecos de Blues en Ciudad Grande
Sunday, May 20, 2012
Derroche y Pantomima, Parte 2
Sunday, May 13, 2012
Derroche y Pantomima
this is la pregunta.
Monday, December 19, 2011
José Cruz Álvarez.
La temperatura de esa tarde noche hacía temblar a más de dos, mientras esperábamos Cristina y yo el inicio del programa. Un embutido de fuego nos congregaba a su entorno, como rito primario en aquellas noches de sorpresa y volcanes, misterio y sobrevivencia. Algo flotaba en el ambiente en la Casa de la Cultura Obrera de Tijuana, este Diciembre apenas empezado, a treinta meses de esta tragedia, hacía que el frío fuese un tanto más cordial, menos incisivo. Las chamarras y abrigos recubrían ese sentimiento de respeto y silencio, ese agridulce espasmo de solidaridad anticipada. Como el reconocimiento que del fuego y del viento se hace sin ser solicitado. Este frio esquivo se mecía entre lo más sensible del ser: la solidaridad en las alas de lo inefable; ceremonial que nos hermanaba a ese mismo camino de múltiples regazos y dolores, somnolientos bermellones. Las tazas de café se ofrendaban a la quietud de la noche. Pasaban de mano en mano como el cáliz nocturnal de las ausencias.
Enmarcados, o mejor dicho: cobijados por la palabra justicia y dentro de ella las 49 fotografías de aquellos niños y niñas cuya existencia fue prematura e irresponsablemente segadas en el incendio de la guardería ABC de la ciudad de Hermosillo, Sonora. Cuatro padres de familia (Dos padres y dos madres) compartían sus aventuras, venturas y desventuras en su bregar por esos vericuetos nauseabundos de nuestro sistema judicial. Algunos tomaron la palabra, con su manojo de silencios, para compartir su viacrucis y significativos triunfos, innegables a la luz de lo irreparable. Herida de luz, punto de apoyo para caminar junto con otros dolores en sus andares. Había en sus miradas un mismo brillo que no se cansaba de brillar, de preguntar el porqué del dolor padre entre todos los dolores, un mismo brillo compartido con otras miradas cansadas de mirar, pero con el ansia de ver, con la rabia como tizón dentro de su misma tristeza.
Era inevitable sentirse tocados por el dolor ajeno, ahora tan propio, tan cercano y quemante. Era como si el frio cubriera esas heridas que florecen cada noche como medio de invocación, como medio de comunicarse con lo omnisciente e infinito, eso que no muere y no se resigna a morir de olvido.
La presentación del libro de Diego Osorno: “Nosotros somos los culpables” con el prólogo de Ricardo Rocha, se vendió a un precio verdaderamente módico (cien pesos). Documento en el que se señalan puntualmente los testimonios de 500 personajes directamente involucrados en estos perversos acontecimientos y cuyas utilidades serán destinadas en cabalidad a financiar este movimiento Ciudadano por la Justica 5 de Junio A.C. Movimiento que ha recibido la solidaridad nacional e internacional de personalidades e instituciones y que en su dolor han logrado impulsar la Ley conocida como ley del 5 de Junio. La primera en su género y producida en los avatares de esta lucha. Lo que en sí representa un logro significativo en este rubro. Ley que se fue gestando y evolucionando al ritmo de denuncias, marchas dentro y fuera del Estado de Sonora, ley que emergió entre mentiras y engaños para erigirse como ofrenda a la memoria de sus hijos y sus hijas, para evitar que tragedias como esta, producto de un deseo privatizador, mezquino e indolente, patrimonio de una oligarquía que finca su razón de ser en la inmoralidad y el manejo oportuno y a discreción de eso que llaman ley.
José Francisco García Quintana, Presidente de esta organización, detallaba el cúmulo de citas, retrasos, manipulaciones, presiones y mentiras del aparato del Estado, para deslegitimar y poner todo tipo de trabas a la consolidación en sus respectivas instancias de esta ley.
Un rasgo que se repite en este bregar por la lucha de mejores espacios para la dignidad y justicia en México fue la asistencia de un padre, Oscar Montaño, quién vino desde Ensenada para apoyar a los padres de los menores calcinados y heridos en la guardería ABC , para compartir su propio dolor, el de haber perdido a su hijo en medio de violentas y nunca aclaradas circunstancias. Así mismo su participación en la marcha organizada por el poeta Javier Sicilia rumbo a ciudad Juárez, donde encontró eso que ahora encontraba frente a otros seres con la misma herida e estigma en el alma. La presentación solidaria de un compañero minero de Cananea, el cual a nombre de sus compañeros ofreció apoyo moral y de otro tipo a este movimiento ciudadano. Los que hablaron con palabras de diversas tonalidades pero con la misma melodía del sentir compartido. “Qué manera de involucrarse en un movimiento para exigir justicia frente a frente con el aparato del Estado, sino el dolor, la rabia y la dignidad; al igual que a Rosario Ibarra de Piedra, Las Madres de la Plaza de Mayo de Argentina, el mismo compañero Javier Sicilia y tantos otros de los otros, los de a pie, los de la Prole (con mayúscula) los más olvidados y en el sureste los más chiquitos, los que no caben en su grandeza, unos y otros, posesos del desengaño y el atrevimiento colosal de reaccionar contra el olvido, el asesinato y puntos intermedios”.
Este movimiento por la justicia 5 de Junio, se erige bajo un santo recuerdo. La ignominia que encontraron por parte del Estado. La solidaridad que encontraron en su viaje a lo insólito y trascendente. La porfía, esa digna porfía cuya savia sorbe del más claro manantial que posee el ser humano: la inocencia. Esa cualidad que es al mismo tiempo el alma de Dios. Este movimiento en su dolor y bregar han sabido distinguir y valorar al verdadero amigo del cínico y perverso. Han encontrado el abrazo que habla el lenguaje de la sangre. Es un movimiento de padres y madres tocados por el siniestro relámpago de un sistema basado en el egoísmo y atesoramiento. Tótems a cuyo sacrificio se ofrenda el alma y se enturbia el futuro. El movimiento 5 de Junio responde con rabia, con digna rabia a su momento, a su gloria y dolor. Incide, en un acto de glorificar la memoria de sus inocentes hijos, en un movimiento que hace honor a su nombre, pues mueve esas pesadas y anquilosadas magmas de conciencias e instituciones. Logra modificaciones legales, que evitarán en lo posible siniestros como este, donde la voracidad empresarial se antepone a toda norma ética y legal, vuelva a repetirse. Este movimiento entiende que hay muchos otros dolores y olvidos, que hay otras manos que ayudan a levantarse, que la dignidad no se extingue tan fácil, como los facinerosos miembros de nuestra clase política imaginan. Que son muchos los dolores cargados de ese dolor, dolor entre los dolores, dolor que abrasa el alma, pero que en medio de su tormenta se transforma en faro iluminando tantas sombras pintarrajeadas de oscuridades.
Friday, November 11, 2011
2 de Noviembre y el altar de muertos en San Pasqual Academy
Como una forma de divulgar, pero al mismo tiempo preservar esta tradición Mexicana ante los vaivenes de una sociedad consumista, cuyos vértices se mueven bajo el slogan de “nuevo” y “trascendente”, decidimos construir un altar de muertos en la Academia de San Pasqual, donde recién empiezo mi tarea de ayudar a estos jóvenes que estudian Arte y Español. Como toda actividad novedosa, este nuevo proyecto atrajo desde un inicio la curiosidad de otros maestros y estudiantes, los cuales nos visitaban y preguntaban sobre algo en particular de los elementos que conforman el altar. El maestro Jason Beedle apoyó desde un inicio la idea de construir un altar, máxime que ya con anterioridad hemos apoyado al movimiento Zapatista con poesía y música y hemos contribuido en la medida de nuestras posibilidades, en el frente zapatista, en nuestro Aguascalientes del ejido Maclovio Rojas, uno de los más aguerridos y bragados de Tijuana, apoyando la consulta, la otra campaña y la sexta declaración de la selva Lacandona, desde la frontera Tijuana/ San Diego y sus alrededores.
Ahora nos tocaba tejer ese delicado brocado de la tradición, una de los más significativos en la cosmovisión indígena de antes y después de la conquista. La concepción mágica que nuestros antepasados desarrollaron a partir de su entorno y cuya última finalidad era la de trascender los diversos cielos que se entrelazan hasta la morada de sus Dioses. Donde altiva la muerte era la flama más bella del sacro recinto. La muerte, enhebrando el misterio nunca develado del todo, era final y nacimiento en el sacrificio de la sangre del hombre, cuya última finalidad era mover los engranes del universo y echasen a rodar nuestro mundo a través de ese enorme hueco del marasmo celestial.
Con el papel picado ambientamos la posta del viento. Para que el rumor luminoso que las sombras dejan al paso de nuestros muertos hiciera constancia de su presencia. Para que el papel de china dibujara las fórmulas que descifran la ruta al inframundo. Para poder ventilar la otredad con el vaho que los siglos depositan sobre los altares del nuevo día, eso tan parecido a la vida eterna.
Con la fruta, dijimos ante las preguntas de maestros y estudiantes, ofrendamos a la tierra sus frutos y reconocemos nuestro origen y destino. Sabemos que nuestra madre nos acaricia con el sigilo de su propio sueño y con el sueño nuestro soplamos para que se enciendan un poquito todas esas almas que se pierden entre las luces de los cucullos.
Las velas, blancas, rojas y verdes y su respectiva flama significan el tercer elemento: el fuego, el elemento que bulle en las entrañas de la tierra y da sentido a los mares y montañas y valles y desiertos y miles de enredaderas de sueños que trepan para atrapar el motivo de la luz solar. El fuego del conocimiento, eso que dio origen a la conciencia del hombre y la creación de su respectivo dios. La trasformación y mutación de la materia, noble magma que da origen al misterio del hombre.
Dijimos, a los que quisieron escuchar, que el agua simbolizaba al origen mismo que en chopos borboteaba y borbotea para constituir el milagro más grande entre todo lo imaginable a millones de años luz a la redonda: la vida, el hombre y su infinidad de Dioses (que alegres y terribles salen a corretear entre los diversos cielos donde el hombre les permitió morar).
En este nuevo evento no participaron todos, pero sí un número considerable de nuestros estudiantes, al llamado de que colocaran una foto de algún ser querido y fallecido; aparecieron Jimi Hendrix, Cantinflas, el siempre presente charro con su…amorcito corazón…, Steve Jobs, Charles Chaplin, la Janis y el Jim, Pancho Villa ¿Cómo podía faltar?, John Lenon, Gorge Harrison, un perrito cuyo nombre no recuerdo, algunas lágrimas para condimentar de último momento la ofrenda, Cesar Chávez, Michael Jackson y muchos más.
Y, como dijera el Despi, para un buen cierre a este cotorreo: “La finalidad del altar de muertos es para que nuestros muertos no se nos vayan a morir”.
Así hicimos nuestra ofrenda a los muertos conocidos y algunos por conocer, así ayudamos y nos ayudamos colocando otro rumbo a esta tradición, la que en vez de apagarse se enciende en nuevas hogueras. Así presentamos nuestro respeto y albur a la muerte, por una nueva ruta en California (San Pasqual) para que al mantener con vida esta tradición, paradójicamente, nos salva del olvido y su consecuencia: el verdadero morir.
Monday, September 19, 2011
Ancestrales voces del Silencio
soy cual florido papagayo, mucho de lo que hablo,
en el interior de las casa de las pinturas.
lo sabemos porque lo leyeron los abuelos y los abuelos
vinieron de donde vinieron todas las distancias.
Cantares Mexicanos
Uno y Dos
Ahí donde mora el silencio
y los murmullos cuidan de su cauda, lanzo el anzuelo,
para pescar a plenitud lo que me corresponde de regalías,
la luz que sostiene los prodigios del maíz,
conjunción de las primeras aguas, la primer chispa
y el soplo de lo inconmensurable, aún sin existir en sus catacumbas.
Con un manojo de silencios debidamente macerados en el tepalcate.
Palabras murmullo en el ímpetu del guerrero, apenas perceptible: chispa saltarina
en el laberinto del universo fantasma, apretujado de inexistencias
y amplias periferias
donde aparecería radiante: la muerte y su consorte de vida.
Tres y cuatro
Lo eterno, aún en su cesta de mimbre y navegante de río
en el cuerpo satinado de lo que inmensamente no existía.
Navegaba en el caos divino y su danza de fertilidad
con música y mascara de soles: el milagro del primer verbo.
La palabra florida,, sus glifos, la historia de los caracoles
su recorrido en la espiral de las flores.
El canto de los grafemas en el desierto de las oquedades,
trenzadas en el halo de lo que un día sería Divino.
Entre cantares y largas travesías
se aprendió este canto en la escuela del Calmecac.
Se aprendió el arte de hacer cantar a la roca;
El ágora matutina de la profecía.
El martillo y el cincel nos ayudaron a crear los primeros Dioses,
sus cantos, sus cantares: “La leyenda de los soles”.
Como perseverar ante la voracidad de los tiempos.
Como ofrendar sus colores a la luz del nuevo día
y en cada lectura llenar de flores y cantos al lector.
Epopeya literaria de los abuelos
cincelar Dioses en forma de palabra.
En su lectura levantar santa danza de artificios,, otredades
y en los siete cielos su creación.