Sunday, May 13, 2012

Derroche y Pantomima




Primera parte

¿Votar o no Votar?
this is la pregunta.

¿Qué decir de la mascarada electoral que  vive y desvive nuestro país? Cuando se requiere que hombres y mujeres  comprometidos con nuestro momento decidamos por la mejor coyuntura histórica que nos toca vivir. Nos encontramos en la encrucijada más trascendental de nuestra historia. Nuestra civilización, no solo como nación o continente sino como unidad global, tiene mucho que ver con el todo ambiental que conforma, sustenta y define nuestro hogar, nuestro planeta, nuestra madre tierra.
La comedia electoral representada en un espectro político, diseñado por el mismo Estado, para definir las coordenadas por donde transitará el futuro de nuestra Patria, es un espectro político que es en sí mismo un otro espectro. La representación, no quisiera decir carnavalesca, por respeto a una tradición que se remonta a la barbarie de la corona Española y Portuguesa comerciando con esclavos de diversos países africanos, pero sí, en términos de ese comportamiento arlequinesco al afrontar las resoluciones y políticas más apropiadas, serias y responsables para la mayoría de la población y no solo, como se viene estilizando hasta nuestros días, según lo determinan los interés de una minoría que ostenta y controla nuestra realidad social.
En ese abanico, que el mismo Estado  establece como indicadores del acontecer y devenir político de México, sus coordenadas y paralelos; derecha, centro, izquierda y demás, no representan ni corresponden a los intereses de las diversas clases que conforman nuestro país, son el reflejo exacto de los interés de grupos de poder cuya operatividad se da en los laboratorios de la mercadotecnia actual, siempre en los sótanos del poder oscuros y pestilentes de la globalización.

La mercadotecnia y el estilo del copete es lo que cuenta.

El PRI se apresta a la rebatinga de su futuro y privilegiado sitio en la historia. Amenaza con volver de una forma similar a la de los antiguos guerreros al regresar a Roma, después de épicas batallas para ungir al Cesar de nuevas anexiones. Con el regreso del PRI se consolida un proyecto económico de estrecha relación con el salinato y con esto la operatividad consanguínea correspondiente con el capital norteamericano, ni siquiera un barniz con la mentada diversificación económica. El PRI ha tejido paciente y eficazmente su regreso triunfal y categórico. Se han dado, ante el temor de evidentes cuestionamientos sociales, soluciones quirúrgicas, extirpar, por ejemplo, ese engendro, igualmente salinista, que dirige el sindicato del SNTE y su ominosa dirigencia. Se han podido dar el lujo de crearle un sitio especial a este ente amputado de las ligas mayores del PRI. Votos que al fin y al cabo irán a parar al cesto de la ignominia, pero que evidencian el grado de influencia que tiene en el andamiaje social.
El PAN con una maquinaria, resignada pareciera, sin el aceite para echar a andar su campaña electoral hoy por hoy sumida en el desasosiego y el fuego amigo, a su futuro electoral, salvo con un previsto viraje de timón, el cual se apuntalaría, eventualmente, en las fuerzas armadas; ya que son estas el único portal que puede darles a este experimento político, que sumió y enlutó a miles de familias, alguna lejana posibilidad de perpetuarse en el poder. Este grupo de políticos con estrechas relaciones con la Iglesia y lo que representa a lo largo y ancho de nuestra historia, representaron casi doce años de metidas de pata, un teatro guiñol sin pauta o pentagrama, copias  desvanecidas de lo que debe ser el servir al pueblo. Nuestra historia con un verdadero catalogo de grandes y verdaderos estadistas. Estadistas con una visión de grandes alturas, pero también honesta, patriota y humanista, pero desgraciadamente los políticos actuales, de un postmodernismo ultrajante no tienen interés alguno de conocer y aprender de grandes hombres como Morelos, Juárez, Lerdo de Tejada, Ocampo, los hermanos flores Magón, Librado Rivera, Juan Sarabia, Zapata, Villa, con sus claroscuros, Cárdenas, Mujica, etcétera y sí, en cambio mucha afinidad con esos personajes turbios en algunos pasajes de nuestra historia, como Iturbide, Miramón y Mejía, con el finado Marcial, el Opus Dei, el Yunque y una zalamería sin parangón al capital foráneo.
De todos, el menos malo, el representante de las supuestas izquierdas, esa extraña amalgama de botes a la deriva, de feudos y tribus casi antropofágicas, para que no desmerite la historia latinoamericana de la izquierda y su papel en la historia. El PRD no tiene la representatividad de la verdadera izquierda en nuestro país, aglutinada en verdaderos transformadores de su entorno social,  como el Congreso Nacional Indígena, la APPO, las movilizaciones que han emergido ante la incapacidad de los autollamados izquierdistas de dar respuesta, solidaridad práctica  y apoyo a esos segmentos sociales, como los padres de la guardería ABC, el movimiento por la Paz con justicia y dignidad, Atenco, los Huicholes que llaman y reclaman ser escuchados en foros internacionales, ante la sordera patológica de las supuestas autoridades e impartidores de justicia, los trabajadores de diversas empresas a los que se les escamotea la justicia, como los compañeros y azafatas de mexicana de aviación y sobre todo: El movimiento Zapatista de Liberación Nacional, que con una larga lista de logros en la construcción de su propia utopía, no existe en la agenda nacional y es paradójicamente algo bueno que produce nuestro país, baste mencionar que en los territorios zapatistas no ocurre el diario acontecer que enlútese a más y más hogares mexicanos. El trabajo comunitario, elemento vertebral de su autogestión, en sus diversas acepciones como salud, educación, atención a la mujer, es significativamente trascendente, pues nos evidencia que otro mundo si es posible. Ante este ejemplo se les envuelve en silencio y se apuntalan las estructuras mediáticas a hacernos creer en ese mundo es solo reflejo del espejo. Un mundo al revés.

Alicia en el país de las encrucijadas

La encrucijada en la que se encuentra nuestro país. La dicotomía que encierra el proceso electoral nos obliga a reflexionar sobre el rol que jugará nuestro voto en estas próximas elecciones. Por una parte. ¿Conviene o no conviene participar en este aquelarre electoral? ¿Debemos demostrar nuestro descontento con un abstencionismo? O por lo contrario ¿Debemos utilizar las herramientas que el propio sistema diseño con todas las de ganar en su propio beneficio y votar? Desgraciadamente nuestra realidad social tiene diversos matices, contrastes y sus evidentes contradicciones. El diseño y operatividad de nuestro Estado se encuentra regulado y sustentado en una mascarada que obedece las reglas de una puesta en escena sexenal. Se define y proyecta en determinados canales de conducción, los que obviamente permiten todo tipo de maniobras para ajustar su desarrollo a sus intereses y necesidades. Considero que las múltiples y diversas condiciones económicas, sociales, políticas y culturales, así como su confrontación al Estado reacción, determinan la diversidad de propuestas y acciones, encaminadas a mejorar las condiciones de vida y aminorar la grave desigualdad social. La dialéctica política nos diría que la multiplicidad de acciones encaminadas al mejoramiento de nuestro medio social, nos lleva invariablemente a la rispidez entre las diversas clases lo conforman y a una dinámica de transformación.  De esto, considero que es conveniente nutrir todos los mecanismos que brinden la posibilidad de madurar los procesos de transformación y mejoramiento social, así como la autonomía en sus productos, materia prima y capital. Utilizar,  para frenar la conquista futura y foránea, los mecanismos que el mismo Estado ofrece, pero sin perder de vista que los cambios verdaderos se gestan desde abajo, donde las raíces sorben lo mejor de nuestra condición humana, nuestra cultura llena de luces, y nuestra propia identidad dibujada y definida por los más primeros, los que hablaban de frente con las estrellas y compartían la palabra y el universo.
 Aclaración.  La siguiente reflexión la escribí antes del tan celebrado y vapuleado debate, pero en lo esencial continua en la brega. 

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