yo estaba en una clara caracola de mi mar
y en su sonido lejano oía corazones.
Salvatore Quasimodo
I
qué ingrávida la vida se destraba de su sino
cuando el ensueño se convierte en pata de conejo de buena suerte,,
la que activa la maquinaria de los acertijos,,
de los afanes,,de ese rejuntar peniques por las lomas de mi aquel barrio,,
resolviendo el crucigrama con letras que se comunican con sus estandartes,,
si pudiera cuantificar mi reflejo que se acicala frente al espejo,,
con un manojo de azahares cortaría de tajo el aroma de la mala fortuna,,
ese pedacito de luz abrumado por una gavilla de oscuridades,,
qué sería de mi pequeñez,, de esa forma bizantina
de llamarme por mi nombre,, sin el talismán que enrarece
la turba de forangidos,, esos que embelesa el aroma a pólvora,,
qué de los buenos propósitos,, los poemas sin concluir,,
arrumbados en la gaveta de lo intrascendente,,
qué de las tertulias y los destellos de luna amarrados
a un desvencijado embarcadero,,
qué de mis perdones claudicando frente a un archipiélago de cartón,,
de los naipes que tallé con trementina para burlar mi destino,,
qué de las vasijas de barro que llegaron conmigo y aun contienen
algo de su luz original,,
la que esculpe su orfebrería de
ámbares y cantera tarasca,,
qué del laúd que el viento pulsa diciendo de la flama que vuelve a su hoguera
para encender al menos un instante,,
una bocanada de aire fresco,,
una sonatina coral en las hojas del palo del limón,,
qué en santa ebullición verifica el milagro contenido en un sorbo de té,,
II
buscamos a tientas el amor en cualquier esquina,, esquivamos nuestra sombra,,deslizándose siempre a decibeles dentro de la cesta de mimbre
y el pan recién horneado,,
si me preguntaran sobre el motivo de mi recelo diría sin cortapisa,, el azul del cielo,,
si me atraparan los bemoles de una melodía que se desgrana de su granada,, bajo la tenue luz que se filtra entre ramaje y racimos de uvas,,
mi suave tacto de viento movería el epicentro de una causalidad joven,, y no me ajustaría mi deslucido breviario de inacabadas sandeces,,
sería como ver una puesta de sol encaramado en los picachos de san pedro mártir,, contando con los dedos,, las peripecias de las nubes disfrazadas de cimarrones en un alelado carmesí,, con uakti percusando una de magnolias y lianas entre el follaje,,
así de simple sería,, su incolora sustancia de arena,, tiempo y espera,,
III
si de renacer se trata
las gracias pertinentes,,
las que se desvanecen al gentil toque del abracadabra,,
cotidiano ,, austero,, en su flor de un día
vuelto a ser objeto único del aire y sus papalotes,,
buena ventura
amuleto de mano hermana y tierra huichol,,
shaquira engarzada al cielo para llamar al dios de la buena suerte
y sus aguas bautismales,,
simple humedad sobre un páramo de divergentes encrucijadas,,
si de renacer se trata
es conveniente un buche de azul,,
para que una ventisca arroje diamantina joven
en el cabello de la buena fortuna,,
ese faro que atrae el vuelo nocturnal de las libélulas,,
al fin y al cabo
todo es distancia untada a la melancolía de una nueva retirada,,
con el carromato repleto de cachivaches,,
con frascos de durazno en salmuera,,
con pedazos de carne fermentándose en sal,,
con otro atajo de vida,,
para volver a rellenar el hastío de reuma y lentejuela,,
porque hasta el dolor tiene color,,
al aclarar la garganta con el trago de tequila,,
en otra vendimia,,
en otro tiempo,, en otra esquina,, en otro buenos días,,
difuminándose entre los naipes
que construyen el laberinto,, en blanco y negro el tarot,,
al fin y al cabo
para firmar un pacto de caballeros
bajo la opalina luz de la música lunar,,
ya con el fajo de capítulos sin concluir,,
entrampados en mi chistera con ribetes de plata,,
donde el tiempo nos presta la ración cotidiana
minuto a minuto en el beat del cielo,,
en cada bocanada de ensueño,,
en las marometas del destino,, la pólvora
y el atraco de los espantapájaros,,
yo simplemente soplo
sobre un diente de león
me azoro de la explosión de las semillas voladoras
en busca de su sitio de poder
y espero,,
IV
¿cuales serian mis ultimas palabras,,
que diría cuando se acabaran las hojas en blanco
de mi cuaderno a rayonear,,
al borde del precipicio y sin plumas,,
acaso las de amor y de amar los amores,,
esos tiernos espárragos con su casquete bipolar de la niñez,,
en balance fino con el principio del placer,, la libido,,
lo que freud dijo sobre el desarrollo psicosexual,,
acaso las de adolescencia,, con sus jardines
floridos de caricias dentro de la bolsa del pantalón,,
o las noches de onanismo estremecimiento
ante el extravío del fruto prohibido,,
de las cosas buenas y las regulares,,
de las que encontraron amores de fiesta y regocijo
pero que terminaron descosidas de soledades,,
las aventureras de un sólo beso,, las cuatreras del farol y el olvido,,
las fugaces,, las que se quedaron dormidas en el quiosco de tecate,,
diría de las cicatrices dibujadas con carboncillo
en la piel del alma,,
de las que invocaron la huida o el fracaso,,
de las que aventaron puñados de lejanía,,
de las indómitas y salvajes que clamaron pleitesía,,
serían las que se desmoronaron dentro del tiempo,,
las que soplaron tierno para revivir la flama
que cuidaría de su hoguera,,
serían acaso las palabras que condensan,,
comprimen la vida y las envían por las redes de los cucapá,,
serían las de dar las gracias
a ese pequeñísimo sismo de tiempo
que cabe en el instante,, las gracias de violeta,,
las de tantos haciendo sombrita ante el cadalso de la nada,,
o las mías,, un balbuceo,,
las que no caben en mis manos
y echan de marometas en la tertulia de los camposantos,,
o serían las que no alcancé a preguntar
a los siete tiempos del compas eterno,,
el que nombrara con voz de santo
al fistól en las solapas de los espadachines
que cuidan a la bella durmiente
del que pretende despertarla con un beso,,
las que se visten de ternura y se llueven de estrellas fugaces,,
en un vocabulario boreal
anegado de callejones sin salida,,
seguramente cabrían en dos reglones,,
eliminando el punto y aparte
para que las palabras se liberaran del papel y saltaran desde la tapia,,
o serían en su defecto,,
optando por el advenimiento de cantos,, laureles y fanfarrias
casi destellos nacarados en el satín negro
de una noche con sinfónica de arcángeles
en la sonata mas bella y paradigmática del silencio?
V
cuando examino
lo que resta del naufragio,,
tantas y pocas cosas a la vez,,
siguiendo mis pasos medio gitanos y entumecidos,,
mi guitarra,, como flor de tastros en otra esquina,,
sacudiéndose de silencios,,
compartiendo otras soledades y nuevas orijazz,,
con el inventario de lo inútil y acumulado,,
las cosas perdidas o redimidas en el fuego del olvido,,
los números pares y los tréboles de cuatro hojas,,
hago de cuenta
que nada he ganado o perdido,,
que el desierto continua árido y con espinas,,
que los sahuáros garabatean su historia en una ráfaga de aire
y continua virgen,,
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